CONFITERÍA BOSTON TEMPLO ARGENTINO DE LA MEDIALUNA



"Confieso que he llegado a viajar a Mar del Plata y no pise el mar, pero a "La Boston" jamás falté...




Casi en forma simultánea con la inauguración del edificio a finales de los años 50s, en ese local de la calle Buenos Aires , abría en Mar Del Plata sus puertas por vez primera una Confitería que, con el pasar del tiempo se habría de constituir en una de las más tradicionales y, por qué no, sinónimo de la Ciudad.Fue concebida, en principio, como bar tipo Americano. Pequeñas y bajas mesas se asentaban contra la pared, con sillones suntuosos formando reservados, y otras mesas, con sillas simples, formaban una recta fila, contorneando el pasillo central.
Los clientes debían retirar su consumición de los mostradores, previo obtener el respectivo ticket de la caja, atendidos ocasionalmente por comises que solamente retiraban los servicios y limpiaban las mesas.




Ya en esos primeros tiempos comenzaba de a poco a brillar la gran estrella de todos los productos que, hoy, dan fama y prestigio a esa Confitería, la ahora superfamosa Medialuna BOSTON, que en ese entonces se servía en las mesas para ser consumidas allí solamente, pero que había entrado muy profundamente en el gusto de la gente.
Y ese fue el producto que produjo el gran despegue de la Confitería. La clientela deseaba llevar para su casa esa exquisitez que solamente podía comer allí, por lo cual comenzó a pedir por docena para llevar, lo que movió con el tiempo a abrir un “Kiosko” de venta al público para despacharlas. De allí el nombre que tradicionalmente le damos al mostrador de ventas actual, que hoy ya no es precisamente un “Kiosko”.


Posteriormente, acompañaron a la Medialuna otros productos que fueron transformando a aquel Bar Americano de los comienzos en una Confitería de “delikatessen” cada vez más apreciadas por marplatenses y turistas, especialmente porteños.
A su vez, esa clientela, cada vez más exigente y de nivel, comenzó a pedir que se la atienda en las mesas, lo que llevó a la firma a contratar mozos para ese servicio. Ya al año de abierta, la Confitería Boston mostraba una imagen totalmente distinta a la del típico “Bar Americano” que mostraba en sus albores.
Hace ya 50 años, Confitería Boston tuvo la visión de entender que el secreto del éxito dependía en gran medida de dos conceptos que hoy están en boca de la mayoría de los profesionales expertos en la materia: Calidad Total y Excelencia en el Servicio.
Para lograrlo, contó con su gran sabiduría para elegir las personas que lo acompañarían en esa empresa, tan difícil pero a la vez tan promisoria.




Eligió la mano maestra de don Aurelio Amado, para amasar la exquisita medialuna. Los hechos posteriores demuestran su inmensa sapiencia... Buscó Maestros Pasteleros con dones de grandes profesionales y mejores personas, como don Bautista Mazo y don José García, socios fundadores, en aquellos años, del Sindicato de Pasteleros de Mar del Plata, sin olvidarnos en épocas más actuales de don Carlos Paz, también figura señera y muy querida en dicho Sindicato, hasta hace muy poco tiempo Maestro de Pasteleros de nuestra confitería.