Rodrigo, joven y calculador abogado, sabía que heredaría una
fortuna cuando su padre enfermo muriese.
Pensando en que también quedaría sólo decidió que precisaba una mujer acorde a su autovaloración y para hacer de ella su gran compañera.
En base a su decisión, esa noche fue al bar de la ciudad, donde se juntaba lo más granado del foro local.
Se fijó en una colega, la más agraciada que jamás había visto. Su belleza natural era el fetichismo de todos los concurrentes.
El se arrimó y le dijo:
- Puedo parecer un abogado común, pero en pocos meses mi padre va a morir y heredaré 20 millones de dólares. ¿Querés acompañarme y venir conmigo a mi casa?.... Podés llegar a ser mi mujer.
Impresionada la hermosa y brillante abogada, aquella noche fue a la casa con Rodrigo...
Y... tres días después se transformó en su madrastra.
Pensando en que también quedaría sólo decidió que precisaba una mujer acorde a su autovaloración y para hacer de ella su gran compañera.
En base a su decisión, esa noche fue al bar de la ciudad, donde se juntaba lo más granado del foro local.
Se fijó en una colega, la más agraciada que jamás había visto. Su belleza natural era el fetichismo de todos los concurrentes.
El se arrimó y le dijo:
- Puedo parecer un abogado común, pero en pocos meses mi padre va a morir y heredaré 20 millones de dólares. ¿Querés acompañarme y venir conmigo a mi casa?.... Podés llegar a ser mi mujer.
Impresionada la hermosa y brillante abogada, aquella noche fue a la casa con Rodrigo...
Y... tres días después se transformó en su madrastra.
MORALEJA: Los abogados pueden ser muy hábiles, pero las
abogadas, además, son mujeres